Aún resuenan en las redes los memes y bromas acerca del vídeo institucional de la Junta con motivo de la celebración, el 28 de febrero, del día de Andalucía. En el mismo, como habréis podido comprobar, las imágenes van acompañadas de una locución en un castellano absolutamente neutro, con un acento, o ausencia del mismo, que haría imposible adivinar la procedencia de quien nos habla. Aunque una cosas nos queda clara: no es andaluz.
Andrés Carlos Gómez Miranda, filólogo malagueño, defensor y estudioso de las hablas andaluzas, nos cuenta:
Como filólogo, lo que me ha molestado más del vídeo ha sido la locución, para mí, esclarecedor ejemplo de lo poco que importa, en realidad, lo andaluz, en sus dimensiones de hecho diferenciador y también de cohesión, dentro del la Junta de Andalucía.
Despreciar un acento es despreciar una cultura ya que, fuera de las variables fronteras políticas y administrativas, las únicas fronteras reales que existen son las isoglosas. El hecho de colocar ese acento del vídeo, tan alejado de cualquiera de las hablas andaluzas, tiene un gran significado político: tendrían que explicarnos el porqué de ese acento castellano en un vídeo andaluz institucional.
Nuestras hablas , las hablas andaluzas, son vehículo de riqueza e identidad cultural. Convirtamos esto de las pronunciaciones andaluzas en una banderola y exijamos al Gobierno Andaluz que las respete y promueva, en lugar de ocultarlas bajo locuciones foráneas.
Por suerte, contamos con andaluzas y andaluces ilustres, que se sienten orgullosos de quienes somos, y defienden nuestro acento como parte de nuestra identidad única y múltiple. Para muestra, dos botones:
María Jesús Montero, actual ministra de Hacienda, defiende su habla, y al resto de las hablas de nuestra tierra, en el pleno del Senado. Su alegato es la respuesta a los comentarios, poco afortunados, de algunos senadores populares:
Roberto Leal, periodista, reportero y presentador de televisión, nos habla en «Buenismo Bien», espacio de humor de la Cadena Ser, de lo absurdo de impostar un acento que no es el tuyo para intentar encajar en los estrechos márgenes del «español estándar».
Por todo ello, dejemos atrás absurdos complejos, fruto de quien desconoce el rico acervo cultural e histórico que supone nuestro modo, modos en realidad, de hablar, nuestros acentos, nuestro ubérrimo y singular vocabulario…en definitiva el testimonio vivo y sonoro de quienes fuimos y quienes somos. Que el mundo nos oiga, y que nos oiga en andaluz.