Ayer, 15 de marzo, se celebró, como se viene haciendo desde 1994, el Día Internacional de la Familia.
La familia es una célula básica en cualquier sociedad. De un modo ideal, en ella transcurre la socialización primaria, se adquieren conocimientos y herramientas indispensables para la vida, se transmiten valores, sirve de refugio y sostén para todos sus miembros, se prestan y reciben cuidados, se da y se toma afecto…En definitiva, somos quienes somos gracias a nuestras familias.
En política, los partidos de ideología conservadora se adueñan a menudo del concepto de familia como piedra angular de su discurso: la familia, los valores familiares, el padre de familia…se enarbolan una y otra vez con grandilocuentes palabras vacía de significado. Además de carecer de medidas efectivas para la protección de la institución que aseguran defender, sus arengas dejan fuera a quienes no se adaptan a su ideal: mujer abnegada, padre proveedor, hijos e hijas obedientes. Parentalidades en las que los progenitores se divorciaron o nunca se casaron, familias homo y monoparentales, parejas sin descendencia, familias reconstituidas, y un largo etc., pasan a ser la «otredad», familias incompletas, lo «que no es lo normal»…
En la práctica, han sido los gobiernos progresistas, el PSOE en solitario en diversas ocasiones y en coalición con Unidas Podemos durante la última legislatura, quienes ha aprobado leyes y emprendido reformas que permitan a las familias en general y a las diversas en particular, acceder a derechos y poner fin a situaciones discriminatorias.
- 23 de junio de 1981, el Congreso aprueba la ley del divorcio: Las derechas más rancias lo vivieron como un atentado contra la integridad de la familia y la sociedad. La realidad es que permitió a mujeres que soportaban matrimonios no deseados por temor a quedarse sin recursos para mantenerse a si mismas o a sus hijos e hijas, acceder a derechos económicos que evitara la situación de desamparo. La ley no sólo permitía extinguir el vínculo matrimonial, sino que establecía los derechos, deberes y obligaciones entre sí y respecto a la descendencia. Nacieron así en la España democrática las pensiones de alimentos o las compensatorias (si la mujer había dedicado todo su esfuerzo al cuidado de la familia sin desarrollar una carrera profesional propia que la permitiera obtener ingresos propios).
- 30 de junio de 2005, el Congreso aprueba la ley del matrimonio homosexual: Una vez más el conservadurismo bramó en contra de una ley que no sólo permitía a hombres y mujeres homosexuales legalizar su unión, sino que abría la puerta para la adopción y acogimientos nacionales (en internacional depende de la legislación del país de origen del menor) en igualdad de condiciones que el resto de las parejas, así como adoptar a los hijos e hijas del otro/otra cónyuge. Dieciséis años después, ni han desaparecido los matrimonios heterosexuales, ni se ha cernido sobre nuestro país el apocalipsis que auguraban. Niños, niñas y adolescentes, han encontrado una familia en las que las posibilidades de ser querido, protegido y cuidado son idénticas a las de cualquier otro modelo familiar.
- 24 de febrero de 2010: el Congreso aprueba la ley del aborto libre: «La maternidad será deseada no será», esta frase, repetida hasta la saciedad en manifestaciones y reivindicaciones feministas, es la base sobre la que se sustenta esta ley. Una familia feliz debe ser ante todo una familia deseada. No hay razón alguna que autorice a imponer la moral propia sobre el cuerpo y la voluntad de una mujer, no siendo por tanto necesario por tanto que la embarazada deba explicar las razones por la que interrumpe un embarazo que no desea, ni cómo se produjo este. Se facilita así que los hijos e hijas nazcan en un hogar donde se les reciba con alegría, disponiendo de los medios, no solo económicos, precisos para su crianza.
- 23 de julio de 2013, Ana Mato: «La falta de varón no es un problema médico»: El conocido como «Gobierno de los recortes», a cargo del Partido Popular, redujo los servicios de la cartera sanitaria de nuestro país, los tratamientos de fertilidad no fueron una excepción. En esta ocasión, la reducción de derechos tuvo un marcado carácter ideológico, dejando fuera a mujeres solas, de cualquier orientación sexual, y a parejas lesbianas. Los tratamientos destinados a lograr un embarazo se limitaban así a parejas heterosexuales. Esta palabras de la entonces ministra de Sanidad, Ana Mato, fueron el preludio para una situación injusta que se hizo efectiva en diciembre de ese mismo año.
- Afortunadamente, el 6 de julio de 2018 se puso fin a dicha discriminación, y el Gobierno Central, presidido por Pedro Sánchez instó a las comunidades autónomas que aún no lo habían hecho a volver a incluir a mujeres solas y parejas compuestas por mujeres en los servicios de reproducción asistida.
- 1 de enero de 2021, entrada en vigor de los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles: En esta ocasión el Pleno del Congreso hubo de rendirse a la evidencia y la presión social: ambos progenitores, sea cual sea su sexo u orientación sexual, deben o deberían compartir cuidados y deberes hacia las hijas y los hijos. Se pretende colaborar a su vez en la lucha contra la discriminación laboral de las madres, que tradicionalmente han asumido la mayor parte de la carga que supone la crianza en detraimiento de su desarrollo profesional
Queda mucho camino por recorrer, muchos pasos por dar, muchos derechos por alcanzar, innumerables prejuicios por destruir y exclusiones que abolir. Tal y como reclamábamos en febrero de 2020, la lucha ha de comenzar por la concienciación de nuestras niñas y niños, educándoles en la diversidad, la igualdad, el respeto y la convivencia, y el colegio es un entorno en el que esta premisa debiera ser indiscutible.
Por todo ello, colaboraremos con ilusión y esperanza en el siguiente avance:
- 14 de mayo de 2021, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, anuncia la aprobación a final de año de una Ley de Diversidad Familiar:
Todas las familias son legítimas y tienen que ver garantizados sus derechos frente a aquellos que quieren imponer un único modelo de familia y que piensan que ese modelo, mal llamado ‘tradicional’ es el único que tiene que ver garantizados sus derechos