Este año las mujeres no tenemos nada que celebrar el día 8 de marzo. Así de duro. Así de triste. Así de real. No hay absolutamente ninguna razón para estar contentas. Nada de salir a la calle diciendo que hemos avanzado, que cada vez hay menos desigualdad y que nos tratan como lo que somos: la mitad de la población.
Sí, esa parte, la que tiene que trabajar fuera y dentro de la casa; la que procrea y cuida; la que después de criar, tiene que volver a cuidar a los mayores; la parte esa llamada el sexo débil, que debe soportar con estoicismo el machismo imperante en la sociedad. La que debe estar guapa pero también demostrar que vale el doble que un hombre. Y aun así, ganar menos que ellos en el mismo puesto de trabajo. Un total de 82 días más al año es lo que tendría que trabajar una mujer para cobrar lo mismo que un compañero de trabajo.
En España hay 2’8 millones de paradas, tienen la mayoría de contratos temporales y realizan el 80% del trabajo no remunerado. Esto no es casual, la derecha necesita que las mujeres asuman los servicios que el Estado está dejando de prestar con su política de recortes en la educación, en sanidad y en dependencia, por eso mandan a las mujeres de vuelta al hogar.
Desde que llegaron al gobierno los populares, no han hecho otra cosa que legislar en contra de la mujer. Así desde el PSOE denunciamos que ya van por el 28% los recortes en materia de violencia de género. Están consiguiendo hacer aún más invisibles a estas mujeres, y echando por tierra un gran trabajo del gobierno socialista.
De la misma manera, Mariano Rajoy, no contento con dejarnos desprotegidas, con quitarnos la posibilidad de salir del hogar y trabajar como es nuestro derecho, no contento con hacernos ciudadanas de segunda, propone la derogación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, es decir, nos considera inferiores, inmaduras y nos condena a tener descendencia sin quererla. De esta manera, satisface los reclamos de esa ultraderecha que escoge la papeleta de las gaviotas.
Es evidente que este 8 de marzo no estamos para celebraciones, sino para protestas, para denuncias y exigencias de nuestras libertades, de nuestros derechos y nuestra dignidad. Este 8 de marzo debemos empezar a pensar qué queremos para nuestro futuro, cuál es el camino que nos conviene y qué gobernantes nos merecemos.
Ya desde Europa nos están alertando del peligro de esta pérdida de libertades, de estos retrocesos y como es desde Europa desde donde se cambian las cosas, el PSOE tiene muy claro que las próximas elecciones debe de ganar una mujer, Elena Valenciano, para defendernos, representarnos y encabezar la lucha por el cambio, para recuperar todo lo que la derecha española nos ha hecho perder.
Patricia Gallego Becerra
Secretaria de Igualdad del PSOE-Alh. Torre